Jet Li es el despótico emperador en el año 50 A.C. en China, cuya maldad es castigada por una terrible maldición: él y su ejército se convertirán en piedra para la eternidad, o al menos hasta que se le despierte. De vuelta a 1946, Rick (Brendan Fraser) y Evelyn (Maria Bello) reciben la oferta de una "última misión" del Ministerio de Exteriores, donde escoltaran un artefacto hasta el museo de Shanghai, de donde había sido robado. Sin conocerlo sus padres, el ahora adolescente Alex O?Connell (Luke Ford) sigue la tradición familiar como joven arqueólogo en la China central, haciendo el descubrimiento de su vida: la tumba del Emperador Dragón. La tumba es transportada de vuelta a Shanghai donde el militar Anthony Wong pretende despertar al emperador y ayudarle a reconquistar China con el ejército de 10.000 guerreros de terracota...

Neil y Abby Randall están felizmente casados; viven en un suburbio de Chicago. Neil es un ejecutivo de publicidad; Abby, una ama de casa que está criando a Sophie, la niña de cinco años del matrimonio. Es el fin de semana en que se celebra el aniversario de Abby, pero Neil no va a estar presente, pues su jefe le ha invitado a pasarlo en una cabaña en el campo, lejos de la ciudad. Tenso ante la eventualidad de arriesgar su probable incorporación a la firma como socio, accede a ir reticente con la condición de que Abby disponga de un día libre con su mejor amiga. Llega una canguro y Neil parte con su Range Rover junto con Abby a quien dejará en casa de su amiga de camino... Relajados y disfrutando de la mutua compañía, reflexionan acerca de lo lejos que han llegado, de los planes para el futuro, de lo bien que les ha ido todo en la vida... pero alguien más está de acuerdo... Ryan, el hombre que súbitamente aparece en el asiento de detrás del vehículo con una pistola en la mano, el mismo que junto con su compinche acaba de raptar a la hija de ambos cuya diminuta y aterrorizada voz resuena en el teléfono móvil que sostiene en la oreja de Abby.