¿Puede un hombre ser culpable hasta que se demuestre su inocencia? Michael Gallagher averigua, leyendo un artículo en el periódico, que está siendo investigado por un crimen y que su carrera, por la que ha trabajado durante años, corre peligro. Gallagher se enfrenta a la autora del reportaje, la periodista Megan Carter, y juntos descubren que la historia se ha filtrado a propósito debido a un complot del jefe del departamento de investigación de la policía. La vida de Gallagher estará en la cuerda floja, y junto a Carter tendrá que desvelar la verdad.

Paul Newman interpreta magistralmente el papel principal de este éxito de taquilla basado en la novela de Ross MacDonald The Moving Target. Harper: investigador privado es un referente para el género y la primera película policíaca en la contundente carrera de Newman. Masca chicle muy ávidamente y se escapa de los peligros aún más rápido si cabe conforme va descifrando un enrevesado caso de secuestro y asesinato. El astuto guión de William Goldman rebosa humor y personajes a la altura del detective protagonista. Una mujer con agallas (Lauren Bacall), un abogado controvertido (Arthur Mill), un altivo gigoló (Robert Wagner), una alcohólica ex estrella (Shelley Winters), una drogadicta (Julie Harris), la extraña esposa de Harper (Janet Leigh) y el grupo profano (liderado por Strother Martin)… cada uno de ellos puede esconder una pista. O una bala con el nombre de Harper.

Ha llegado el momento de la inauguración de un nuevo y gigantesco rascacielos de 138 plantas en la ciudad de San Francisco. En la noche, el gran coloso de acero y cristal brilla, mientras va llenándose de un variado gentío de invitados entre quienes no faltan las autoridades locales y las principales personalidades del lugar. Cuando la fiesta se desarrolla con aparente normalidad, un suceso fortuito va a desencadenar la tragedia: un cortocircuito en un cuarto trastero del piso 81 genera un incendio que se propaga rápidamente.