This is not a spaghetti western like others. Instead, it is a fascinating study of the elements that make spaghetti westerns work. Director Lanfranchi comes from the theater stage which shows in the strictly separated scenes (4 acts, in which Django kills one of the four murderers each) and the long dialogs, quite unusual for the genre. Django (Robin Clarke) discusses the motivation that made them kill his brother which each of his victims. Diaz (Richard Conte) was greedy for land, to own a huge farm, so Django kills Diaz by chasing him through miles and miles of land. Montero (Enrico Maria Salerno) is a gambler, demoralized by Django who defeats him easily at cards - and then challenges him for the final match: life or death? Baldwin (former Bond villain Adolfo Celi) pretends to be a religious man and preaches justice - so Django kills him with a bullet he cut from his own leg, thus returning it to the man who shot first. O'Hara (Tomas Milian) loves gold and blonds which Django uses to prepare a trap. Apart from the last episode which has a shamelessly overacting Milian with a silly white wig (he was brilliant in "Se sei vivo, spara", "Corri uomo corri", "Vamos a matar, Companeros" and many other movies, but this is crazy), the episodes are almost perfect lessons in style. Secchi's photography and Ferrio's manic music score complete the artistic achievement. Highly recommended, but maybe a bit too much out of the ordinary for some viewers

Ben Wade es capturado después de un asesinato cometido en una estación. Las fuerzas del orden tienen que trasladarle al juicio que va a celebrarse en Yuma, pero nadie se atreve, ya que temen que su banda intente liberarle durante el camino. Finalmente, el comisario ofrece una gran cantidad de dinero para el que se atreva a hacerlo.

Cuando regresaban de efectuar un traslado de reses, Bronson y sus vaqueros se divierten organizando un tiroteo en un pueblo del recorrido, ocasionando la muerte de un anciano. El sheriff Maddox localiza a los responsables en la localidad de Saddles y se propone entregarlos a la justicia. Pero Bronson es, practicamente, el dueño de Saddles y su comarca lo que coloca a Maddox en un intento suicida. Todo el pueblo se le enfrenta, incluido el sheriff local.

Keoma conocido por ser uno de los mejores y más temidos pistoleros, vuelve al pueblo que le vió crecer. Allí encontrará que el lugar está dominado por la banda del perverso Caldwell, quien no permite la entrada de ninguna ayuda médica que erradique la plaga de peste que sufre el pueblo. Keoma se enfrentará a Caldwell para devolver la libertad a su pueblo natal.

Tras matar en defensa propia a un sheriff blanco, un apache mestizo se ve perseguido sin descanso por una banda de 13 hombres. Pero cuando éstos violan a su mujer, la huida se transforma en una persecución en busca de venganza.