El audaz Charles A. Lindbergh se propone cruzar el Atlántico sin escalas, en un vuelo sin precedentes. Desde Nueva York a París, el piloto vive en su avión treinta y seis horas de soledad que suponen una hazaña histórica.

Boston, 1963. En poco menos de tres meses, once mujeres han sido estranguladas en el área metropolitana sin que la policía haya podido encontrar ninguna pista que les conduzca al asesino. Para intentar frenar la alarma social creada, las autoridades le encargan el caso al prestigioso abogado John Bottomley, hombre dotado de una inteligencia excepcional.

En la costa de un pequeño pueblo del Este de Estados Unidos, un enorme tiburón ataca a varias personas. Temiendo las fatales consecuencias que esto puede provocar en el negocio turístico, el alcalde se niega a cerrar las playas y a difundir la noticia. Pero un nuevo ataque del tiburón, en la propia playa, termina con la vida de varias personas. El terror se ha hecho público, así que un veterano cazador de tiburones, un científico y el jefe de la policía local, se unen para dar caza al temible escualo.

El jefe de policía de una pequeña isla tiene la sospecha de que un tiburón merodea por sus costas. Para las autoridades locales es una mala noticia ya que ahuyentaría al turismo. Pero el tiburón hace acto de presencia provocando el terror.

Un grupo de presos llega a la penitenciaría de Wakefield. Uno de ellos es en realidad Henry Brubaker, el nuevo alcaide, que quiere saber de primera mano el funcionamiento de la prisión.