Disco 1. La Película: Lyra Belacqua (Dakota blue Richards) tiene 12 años y es una huérfana rebelde que vive junto a su tío en el Jordan College de Oxford. Pertenece a uno de los muchos mundos paralelos que coexisten en un mismo tiempo y espacio. En el suyo, las almas de la gente se muestran a sí mismas como animales, hay osos que hablan y se venden como mercenarios en las guerras, y las brujas conviven con los humanos…

Las hermanas Owen, huérfanas desde la infancia, se han criado en un ambiente muy especial: la casa de sus tías solteras, dos mujeres cuya principal ocupación es la brujería y los hechizos.

Los Pingüinos Emperador nacen para cantar y de esa manera encontrar a su alma gemela. Todos menos el pequeño Mumble, que resulta ser el peor cantante de su país, pero en cambio es un excelente bailarín de claqué. El problema es que ser bailarín no está bien visto en su tierra y se siente rechazado, así que Mumble decide que lo mejor será marcharse a conocer el mundo que hay más allá de las tierras de los Pingüinos Emperador. En compañía de "Los amigos de Adelie" y de un pingüino chiflado llamado Lovelace, Mumble comenzará un viaje lleno mágicas aventuras y enseñará a todos los Pingüinos Emperador que siendo fiel a uno mismo puedes conseguir cualquier cosa que te propongas.

La desafiante obra póstuma de Stanley Kubrick es una historia de celos y obsesión sexual. Un fascinante thriller de suspense. Un acontecimiento en la carrera cinematográfica de Tom Cruise y Nicole Kidman. Y “un capítulo final digno en la trayectoria de un director mítico” (Roger Ebert, Chicago Sun-Times). Cruise interpreta a William Harford, un médico que se sumerge en una obsesiva fantasía erótica que pondrá en peligro su matrimonio, convirtiéndose en testigo de un misterioso asesinato cuando su mujer (Kidman) le confiesa sus anhelos sexuales. Mientras la historia se desarrolla entre la incertidumbre y el temor creados por el demonio de los celos, Kubrick realiza un trabajo de dirección con un estilo único. Elegantes planos, el ritmo sereno, la riqueza del color, las imágenes sobrecogedoras: el virtuosismo que convirtió a Kubrick en un cineasta para la eternidad se representa en Eyes Wide Shut. Kubrick cerró los ojos sabiendo que el público los mantendría abiertos de par en par con su obra.