Después de años de corrupción y asesinato de rehenes, de traiciones y mentiras en su política exterior, Estados Unidos, con la ayuda de otras naciones, arma en secreto un equipo con su personal militar más capacitado para derrocar a un dictador que ha causado estragos en un país sudamericano durante más de veinte años. (FILMAFFINITY)

Es el verano de 1870. En la Universidad de Harvard se está celebrando la ceremonia de graduación, en la que participan Averill e Irvine. Años más tarde, en el invierno de 1891, cuando ambos amigos han cumplido cuarenta años, las circunstancias de cada uno de ellos son muy distintas. Averill, más serio y visiblemente más viejo, se ha convertido en el Marshall federal. Por su parte Irvine, destruído y arruinado por la bebida, pero todavía en su sano juicio, es miembro de la asociación Stock Growers Agricultores, que está inmersa en un conflicto.

Rusty James es un joven que sueña con volver a los tiempos de las pandillas juveniles y así emular a su hermano mayor que en su día fue líder de una de éstas.

Rudy Baylor acaba de licenciarse en derecho. No tiene casa, ni coche, ni dinero, solo un caso contra una compañía médica de seguros por haber denegado un trasplante de médula ósea a un enfermo de leucemia de veinte años. Cuando el juicio comienza Baylor, totalmente inexperto, no sabe como enfocar su acusación pero, poco a poco, conocerá los mecanismos legales que no le enseñaron en la facultad y, sobre todo, aprenderá muy bien que el dinero llega a convertir en villanos a algunos de sus colegas.

Domino encuentra su verdadera vocación y se une a una colorida banda de caza recompensas que incluye: un jefe rapaz, implacable y expresidiario: Ed Mosbey; Choco, un sexy latino de facciónes duras locamente enamorado de Domino en secreto; y Alf, un afgano expatriado y obsesionado con los explosivos. Entre todos forman un grupo de cuatro personas un tanto inverosímil. Sin embargo, su estilo sincronizado resulta realmente efectivo a la hora de capturar a criminales que han vulnerado su libertad bajo fianza. No tardan en convertirse en los cazadores de recompensas más famosos de L.A.... Y qué mejor lugar para mostrar su talento que en televisión.