Ambientada tras la Segunda Guerra Mundial, Wayne es Dooley, antiguo piloto del ejército que realiza misiones de transporte; cuando su avión se queda sin combustible se ve obligado a hacer un aterrizaje forzoso en un lago helado, desviándose de su rumbo. Pronto comienza una desesperada lucha por la supervivencia, ya que la tripulación de Dooley se enfrenta a la escasez de alimentos, falta de lugar donde resguardarse, ropa que no abriga lo suficiente, un transmisor de radio demasiado antiguo y una tremenda tormenta ártica. Mientras, los compañeros de Dooley llevan a cabo una gran búsqueda aérea por aquellos parajes desconocidos y desérticos, conscientes de que la posibilidad de encontrar vivos a los hombres es una auténtica carrera contrarreloj.

Narra el recorrido de una diligencia a través de los territorios de Arizona en 1870. Uno de sus ocupantes es un vaquero que quiere vengar la muerte de sus familiares.

El comisario de Tascosa, Guthrie McCabe, recibe el encargo del comandante Frazer de negociar con los comanches la entrega de los prisioneros blancos capturados durante los últimos diez años. Por cada rehén liberado recibirán una buena recompensa. El teniente Gary no está en absoluto de acuerdo con los métodos de su compañero, por lo que su mando le obliga a desertar. Tras ello, se une al comisario en su intento de liberar a los hombres capturados.

John Ford, cuyo nombre es sinónimo de western, dirigiría el reparto perfecto: James Stewart es el torpe y encantador hombre de leyes decidido a limpiar el hermoso lugar de Shinbone de molestias y malvados; el peor se llama Liberty Valence (Lee Marvin). Y nos encontramos con la estrella por excelencia del género, John Wayne en una gran interpretación.

Narra el recorrido de una diligencia a través de los territorios de Arizona en 1870. Uno de sus ocupantes es un vaquero que quiere vengar la muerte de sus familiares.