El capitán alemán Karl Erlich navega por aguas australianas cuando estalla la Segunda Guerra Mundial. Desde el puerto de Sidney tratará de volver a su país, con el fin de que la tripulación pueda encontrarse con sus familias. El camino de regreso no será fácil, teniéndose que enfrentar a todo tipo de peligros: tiburones, tormentas, averías, falta de comida y el acoso de navíos ingleses y alemanes. Mientras, Erlich vive un romance con una bella y enigmática pasajera, Elsa Keller.

George Pratt y Sam McCord son dos mineros que han entablado una gran amistad. Por ello George solicita de Sam que vaya a la ciudad para traer a su novia, con la que ya puede casarse porque ha encontrado oro. Sam marcha en su busca, pero cuando llega al destino ve que la novia de su amigo ya se ha casado.

El pirata W. Kidd logra ser elegido para custodiar un barco lleno de fabulosos tesoros, pero sus intenciones son bien distintas.

Tres años después de la finalización de la guerra de Secesión, Ethan Edwards vuelve a su querido hogar formado por su hermano Aaron, su cuñada Martha, sus dos sobrinas Lucy y Debbie y un muchacho medio mestizo llamado Martin. Lucy está prometida a un joven muchacho llamado Brad, cuya familia vive cerca, mientras que Laurie, la hermana de Brad, está enamorada de Martin.

John Ford, cuyo nombre es sinónimo de western, dirigiría el reparto perfecto: James Stewart es el torpe y encantador hombre de leyes decidido a limpiar el hermoso lugar de Shinbone de molestias y malvados; el peor se llama Liberty Valence (Lee Marvin). Y nos encontramos con la estrella por excelencia del género, John Wayne en una gran interpretación.